¿Los terrenos se amortizan?

La simple respuesta a tal interrogante es ¡No! Los terrenos no se amortizan desde el punto de vista contable.

Un terreno puede sufrir cierto deterioro por erosión, deslaves, cambio abrupto del relieve producto de derrumbes, hundimientos o continuas inundaciones que pueden afectar su valor o desvalorizarse en su totalidad, pero no se considera sujeto de amortización o depreciación, esta será aplicada contablemente a las estructuras, mejoras o edificaciones en él enclavadas.

En contabilidad, depreciación o amortización se refiere al proceso por el cual un activo pierde valor con el tiempo a medida del uso o desgaste, o porque se deteriora o se vuelve obsoleto.

La tierra, como cualquier activo, puede disminuir su valor, pero no se amortiza en el sentido contable. Resulta lamentable para las empresas, pues la depreciación de activos puede deducirse de los impuestos como si fuese un gasto.

Te explicamos en éste artículo por qué la tierra no se deprecia contablemente y otras discernimientos contables afines a esta temática.

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¿Por qué los terrenos no se deprecian?

Accountingcoach.com responde a la pregunta del por qué los terrenos no se deprecian de forma breve y contundente: “los terrenos no se deprecian contablemente porque se parte del supuesto de que la tierra posee una vida útil ilimitada”.

Las mejoras, edificios o estructuras que se erigen sobre los terrenos aunque se consideran activos de largo plazo si poseen una vida útil definida y limitada, por lo tanto, su valor se deprecia para ser asignado a esa cantidad de años específicos de uso.

Para accountingtools.com la gran mayoría de los activos tiene una vida útil luego de la cual ya no generan ingresos para la empresa, se deprecian para reducir su costo a lo que puede ser un valor residual, no obstante, dado que la tierra no tiene una vida útil definida, no puede depreciarse. La tierra siempre ha estado y estará allí.

Existen sus excepciones como lo son las minas y terrenos dedicados a la explotación minera, no obstante, son activos con una vida útil estimada sobre la base de sus reservas o existencias probadas de recurso y para ellos aplica un concepto similar a la depreciación llamado “agotamiento”.

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La depreciación y los terrenos

Los activos físicos o tangibles, como edificios, vehículos, maquinaria, equipamientos y así sucesivamente, no duran para siempre.

Un vehículo nuevo para repartos de una empresa, por ejemplo, puede tener una vida útil de 10 años, y su valor disminuye durante ese período de tiempo. Cada año, la empresa puede “reclamar” la caída en el valor de su activo como un gasto deducible de impuesto. Esto es el objetivo básico de la depreciación o amortización.

Según el método de amortización utilizado con más frecuencia, que es la depreciación en línea recta, la empresa puede reclamar un gasto por depreciación del 10 por ciento del valor inicial de vehículo durante 10 años. Los activos intangibles, como el software contable o las patentes, también pueden amortizarse, porque también se vuelven obsoletos.

Los terrenos son un activo tangible, pero no están sujetos a depreciación, por el simple motivo que la tierra no se desgasta o se vuelve obsoleta. Según lo declarado por el Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos (IRS), los terrenos "no tienen una vida útil determinable", que es un elemento clave para establecer que un activo pueda amortizarse. Para el IRS “la tierra no se desgasta, se vuelve obsoleta o se agota”.

Esto no significa que la tierra no pierda valor. De hecho, sí puede hacerlo. Por ejemplo, una superficie de tierra virgen en un área de alto valor en el mercado de bienes raíces puede ser muy demandada, lo cual, se reflejará en su valor. Si la demanda cae, también lo hará el valor del terreno, tal pérdida de valor no es amortización.

Las empresas pueden deducir la pérdida del valor de la tierra, pero sólo cuando venden el terreno. Digamos que una empresa compra un terreno por USD 10.000. Incluso si la directiva está consiente que el valor del terreno está cayendo, no puede anotar en libros este hecho, porque la tierra no es amortizable.

Si la empresa vende luego el terreno por USD 8.000, puede establecer una pérdida de USD 2.000 en su estado de resultados para el año en que se produce la venta, no antes.

Los costos involucrados en preparar el terreno para que la empresa pueda utilizarlo se pueden amortizar, si están tan unidos a otros activos amortizables, que puedes determinar una vida útil para ellos. En fin se tratan de mejoras sobre el terreno y no de la tierra en sí.

Por ejemplo, si construyes un nuevo edificio y plantas arbustos alrededor del perímetro de los cimientos, esos arbustos son esencialmente parte del edificio. No puedes demoler el edificio sin quitar los arbustos, de modo que en este caso, ellos tienen la misma vida útil que el edificio o menor.

El costo de jardinería se puede amortizar con el mismo esquema que el del edificio en sí. Pero los gastos para preparar la tierra que no se asocian directamente con activos amortizables, con una vida útil definida, no pueden depreciarse.

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