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Modernos ejemplos de propaganda
Muchas veces escuchamos los términos publicidad y propaganda, usados de manera indistinta; pero aunque ambas son una forma de comunicación que busca ser persuasiva, se trata de dos conceptos que se diferencian claramente.
Sabemos que la publicidad tiene fines comerciales: busca dar a conocer o “posicionar” un producto, servicio o marca en la mente de un consumidor, con el fin último de estimular su compra. Se vale de una variedad de medios publicitarios como el internet, las redes sociales, las vallas, la televisión, la radio y los medios impresos para divulgar sus mensajes y anuncios a un mercado o público objetivo.
Por su parte, la propaganda no tiene un fin comercial: se trata de un mensaje o comunicación, que aunque se vale de los mismos medios que la publicidad, busca difundir un mensaje persuasivo, educativo o para generar conciencia.
De acuerdo con el dominio Diferenciador.com, la propaganda se ha empleado por siglos para difundir mensajes de corte político, doctrinario, ideológico, religioso y hasta educativo. Tal y como la publicidad, la propaganda busca un impacto en el público pero no para la compra de un producto, sino para influir en su actitud, opinión o conducta.
Si la publicidad busca compradores de un producto o servicio, la propaganda busca seguidores o adeptos a una causa, creencia, ideología o modo de pensar, y es ahí en donde ha llegado a ser cuestionada por sus fines persuasivos.
A continuacion te ofreceremos una definición del término propaganda y algunos ejemplos en el contexto histórico moderno.
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¿Qué es propaganda?
La propaganda es un término que puede ser mal concebido cuando se refiere exclusivamente a las técnicas de comunicación empleadas por individuos u organizaciones adversarias.
Objetivamente, la propaganda es cualquier forma de comunicación que deliberadamente intenta distorsionar la naturaleza de un problema para difundir un solo punto de vista. Con esto, casi cualquier tipo de comunicación podría ser clasificada como propaganda.
El sitio Storyboardthat.com cita una definición reciente, formulada por Garth S. Jowett y Victoria O'Donnell, en su libro “Propaganda & Persuasion”, que puede ser un tanto inquisidora: “La propaganda es un intento metódico y deliberado para moldear la percepción, manipular la cognición y encausar el comportamiento, buscando una respuesta que obedezca a la intensión del propagandista”.
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Ejemplos de propaganda
La propaganda se ha empleado por décadas para promover infinidad de propósitos y concepciones, obras de arte, libros y hasta eventos sociales han llegado a ser catalogados como medios propagandísticos.
El sitio Literarydevices.net nos trae a acotación a George Orwell en su novela “Animal Farm” o la Rebelión en la Granja, obra que se convirtió en todo un emblema de la fábula satírica donde la propaganda anticomunista es el lema principal.
Al repecto, revisamos otros ejemplos de propaganda moderna.
En el contexto político
El primer campo de la comunicación que viene a la mente cuando se menciona la palabra propaganda, es la política.
En la política electoral, particularmente durante las campañas electorales, los candidatos y los partidos invierten un enorme esfuerzo en retratarse a sí mismos como estandartes de la verdad. Y a sus oponentes, como ineptos y equivocados, en el mejor de los casos, y como engañadores y propagandistas en el peor escenario.
La campaña electoral en Estados Unidos, del 2016, por ejemplo, en la que resultó favorecido Donald Trump como presidente, estuvo plagada por un continuo despliegue de mensajes donde se replicó la imagen de hombre de negocios como grotesca, descortés, xenofóbica, machista... al punto que escándalos de instigación y acoso sexual salieron a la palestra. Sin embargo, no rindieron mucho efecto y al parecer quedaron en el olvido luego de la toma de posesión.
En la Publicidad
El objetivo primordial de la publicidad es informar al público acerca de los productos y servicios que están a su disposición.
En realidad, la publicidad es una vasta y compleja industria de miles de millones de dólares que utiliza sofisticados métodos de propaganda para incitar el consumo. Cuando un anuncio presenta sólo un aspecto parcial de un artículo, la delgada línea entre la publicidad y la propaganda comienza a desdibujarse.
Por ejemplo, la industria automovilística utiliza la publicidad para equiparar automóviles costosos con estatus de poder y libertad. En tanto que la industria de la moda, alienta a las mujeres a perseguir la aceptación pública a través de un estándar de belleza física basada en extrema delgadez o atributos desproporcionados.
Los eslóganes pueden ser considerados un tipo de propaganda cuando se reiteran una y otra vez, al punto que el público empieza a creerlos llegando a incidir en algunas de sus conductas.
El factor propagandístico de la publicidad raya en lo absurdo cuando vemos a celebridades “vendiendo felicidad”, publicitando un producto disonante con su propia imagen.
Campañas de salud y educación
Buena parte de los gobiernos tienen interés en difundir entre los ciudadanos hábitos saludables e higiénicos, por lo que difunden con frecuencia campañas propagandísticas para cambiar el comportamiento público.
La propaganda involucrada en estos esfuerzos suele ser la más noble en motivos, y generalmente persigue objetivos sociales que la mayoría de las personas podemos considerar como positivos, como educación sexual, previsión del embarazo precoz, la reducción del tabaquismo y la obesidad, hábitos de alimentación saludables y el ejercicio.
Las campañas propagandísticas gubernamentales, ciertamente polémicas, también están relacionadas con la "guerra contra las drogas"; tanto los anuncios pro-salud como los de lucha contra las drogas, incorporan numerosas técnicas de propaganda, incluyendo la condensación de controvertidos y complejos temas en mensajes simples y emocionalmente poderosos.
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Propaganda para exhortar el nacionalismo
Los gobiernos democráticos requieren de la cooperación y el apoyo de la gran mayoría de sus ciudadanos con el fin de seguir funcionando. Este apoyo se mantiene a través del uso de mensajes propagandísticos que retratan las prácticas del gobierno como en extremo favorables o necesarias.
La exageración de la propaganda gubernamental puede ser tremendamente evidente, como en el caso de la administración de John F. Kennedy para difundir la idea de que los Estados Unidos debía necesariamente ser el primero en colocar un hombre en la luna.
En la época del conflicto con Irak, el gobierno estadounidense incluso dejó caer volantes para convencer a los lectores que Saddam Hussein era un verdadero culpable.
La propaganda nacionalista suele ser más sutil que tales niveles, fomentando que la población se identifique con su país más que con otros.