Cómo calcular el porcentaje de beneficio

Hay muchas formas de saber si la producción de un bien o la prestación de un servicio es o no rentable. Por ejemplo, si usas la curva de posibilidades de producción, puedes determinar cuál es el costo de oportunidad de cada producto de tu catálogo y la forma en que deberías repartir tu maquinaria para obtener el máximo nivel de ganancias, pero no es el único método.

Hay una serie de operaciones mucho más simples que te permitirán saber si el crecimiento de tu negocio será sostenible en el tiempo y si tu catálogo de venta es lo suficientemente rentable como para no modificarlo, como el margen de ganancia.

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El margen de ganancia -también conocido como porcentaje de ganancia o margen de beneficio- no es más que el índice de rentabilidad que tiene un producto o servicio y se calcula restando los costos de producción -de adquisición, de inventario, etc.- al ingreso que se obtiene por la venta del bien.

La ley del porcentaje de ganancia es simple. Mientras más alto sea el margen de ganancia de un producto o servicio, más rentable es para la empresa, y viceversa:

• Cuando los porcentajes de ganancias son altos, los negocios tratan de capitalizar los beneficios para aumentar la producción o incluso disminuir los costos de fabricación. De esta forma, aumentan la rentabilidad con un cambio pequeño que no requiere una gran inversión de capital
• Cuando los porcentajes de ganancias son bajos, las empresas toman una serie de decisiones para rentabilizar la producción o venta de un bien, por ejemplo, automatizar la producción, cambiar de proveedor, buscar materia prima más accesible, subir el precio de venta al público, etc. También pueden decidir dejar de fabricar o vender ese producto y probar con otro

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Como ves, conocer cómo calcular el margen de ganancia de un producto o servicio es muy útil, porque te da la oportunidad de saber si puedes aumentar tus ganancias o si el precio de venta al público es demasiado bajo.

El margen de ganancia se divide en dos tipos de porcentaje:

• El margen de ganancia bruta. Se utiliza para conocer la rentabilidad de un producto -o línea de productos- porque se centra en los costos variables, es decir, aquellos que dependen directamente del volumen de producción
• El margen de ganancia neta. Se emplea para conocer la rentabilidad de la empresa entera. Esto es porque, a diferencia del margen de ganancia bruta, toma en cuenta los costos fijos del negocio

Los valores y precios que se usan para el cálculo del margen de beneficios -bruto o neto- son subtotales, es decir, no incluyen los impuestos directos que gravan las ventas, como el Impuesto al Valor Agregado o IVA, que en México se regula en la Ley del Impuesto al Valor Agregado.

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Para calcular el margen de ganancia bruto, primero debes saber cuánto le cuesta cada producto o servicio a tu empresa. Si eres fabricante, usa el costo de producción por unidad y si eres minorista o mayorista, el costo de compra por unidad. Otro de los datos que deberás tomar en cuenta es el precio de venta.

Si tus operaciones son locales o nacionales, puedes hacer estos cálculos en pesos mexicanos. Pero, si estás pensando en expandirte o manejas muchas operaciones en distintas monedas, es preferible que te bases en una divisa universal como el dólar americano para tus operaciones.

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Una vez que tengas a la mano toda la información que necesitas, tan solo tendrás que introducir tus datos en la siguiente fórmula:

Margen de ganancia bruta = (beneficio / costo) x 100

Pongamos un ejemplo. Tu empresa vende hamacas tradicionales en Ciudad de México y algunos poblados turísticos, incluso en países del extranjero. Producir cada hamaca te cuesta $25 y tu precio de venta al público es de $55 sin IVA. Por tanto, cada hamaca que vendes te deja un beneficio de $30. Entonces:

Margen de ganancia bruta = (30 / 25) x 100 = 120 %

La misma operación aplica en el caso de mayoristas o minoristas, pero en vez de utilizar el precio de producción, se debe emplear el precio de compra unitario.

Recuerda que para calcular el costo de producción o compra del producto -o de la prestación de un servicio- solo podrás tomar en cuenta los costos directos, es decir, los que están asociados a la producción o compra del bien. Quedan por fuera gastos como el pago del alquiler o la compra de suministros de oficina y papelería.