Los 10 mejores cultivos de invernadero lucrativos

La siembra de cultivos de invernadero ha sido la actividad que ha dado más ganancias a quienes se dedican a la jardinería en los últimos años. No sólo se obtienen frutas y verduras fáciles de cultivar y cosechar, sino que además, los jardineros han comenzado a comercializar sus productos en tiendas independientes y restaurantes, los cuales han tenido una alta demanda en muchas regiones de Latinoamérica. El comercio de estos productos se ha convertido en un excelente negocio.

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¿Cuáles son los beneficios de los cultivos de invernadero?

Para quienes desconocen sobre el tema, los cultivos de invernadero proporcionan importantes beneficios; uno de ellos es la posibilidad de incrementar la producción a través del control climático, lo que mejora la calidad del cultivo. Muchos estudios avalan que la producción bajo invernadero tiene un rendimiento de hasta tres veces más que un campo abierto, e incluso puede llegar ser diez veces superior, por supuesto, hay menos gastos de capital en la ecuación.

Pero los cultivos bajo techo no sólo están protegidos de los fenómenos naturales, sino que poseen sistemas de riego que al implementarse adecuadamente, pueden ahorrar recursos indispensables como agua y dinero. Además, un diseño sólido permite un control de plagas más eficaz.

Sin embargo, el verdadero dinero no está en la calidad del producto ni en la eficacia del sistema de irrigación, sino en la posibilidad de producción en cualquier época del año, ya que puede lidiarse con las temperaturas extremas de regiones con cuatro estaciones o zonas con climas poco favorables para el cultivo de una hortaliza en particular. Después de todo, el proveedor con mayor éxito, es el que tiene productos fuera de temporada, es decir, mantiene su negocio abierto.

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¿Cuáles frutos puedo obtener a través de este tipo de cultivo?

Hemos escuchado hablar sobre bananas, pimientos y chiles creciendo en los invernaderos, pero aún nada supera a los tomates por su facilidad de cultivo y cosecha anual. Estos frutos usados en la mayoría de recetas de nuestro continente, normalmente se mantienen frescos por más tiempo y pueden producirse dos cultivos de tomate al año.

Los tomates o jitomates necesitan temperaturas bajas de 16 y 18 ºC durante las noches, y de 21 a 27 ºC durante el día. El entorno debe mantenerse con aire fresco y seco, y pueden conseguirse variedades específicas para cultivar en invernaderos.

La tierra de cultivo es clave cuando se habla de estos frutos, por ello se recomienda una mezcla de esfagno y vermiculita en partes iguales. También puedes ahorrar dinero usando un compost de jardín que hayas esterilizado previamente.

Cada planta debe contar con tubos de goteo que formen parte de un sistema de irrigación. A través de dicho sistema podemos proveer agua y fertilizante a cada planta. Los procesos pueden automatizarse y no tendrás que pagar horas extras para cumplir las labores.

Si deseas cultivar tomates desde cero. Primero debes llenar una bandeja de germinación con mezcla para macetas, asegúrate que la bandeja haya sido lavada con agua y jabón, y luego, haz un agujero de 6 mm en cada compartimiento, dejando caer una sola semilla en cada hueco. No hay que impacientarse, las semillas en esta etapa inicial no pueden ser llevadas al invernadero, sólo debe colocarse la bandeja en el sol parcial en un periodo de 5 a 12 días, verificando la presencia de plagas y enfermedades. Si llega a observarse insectos, moho o manchas en una planta, no puede llevarse al invernadero.

Un árbol común necesita 14 a 28 litros de material de macetas, por ello debes consultar con un especialista sobre las variedades de interés para cultivo, ya que un error de cálculo podría resultar en una producción baja de tomates.

Antes de iniciar el trasplante desde la bandeja hacia el invernadero, debe verificarse el pH del suelo, buscando un ideal entre 5,8 y 6,8. En caso de acidez alta, debe agregarse 1 cucharadita de cal hidratada a cada 4 litros de mezcla para macetas. Por otro lado, la fertilización debe iniciar el día en que los tomates pasan a la maceta final, usando un fertilizante rico en potasio y nitrógeno, pero no te preocupes si no sabes hacerlo, muchos de estos productos traen instrucciones en sus empaques. Si vives en una región con cuatro estaciones, ahorras dinero si evitas fertilizar a finales de otoño o invierno, ya que no necesitarías calentadores y otros equipos especiales.

Los árboles de tomates crecen solamente hacia arriba si regularmente se quitan los brotes laterales que hay en el punto de encuentro entre tallo principal y hoja. Esta actividad es rápida y debe hacerse una vez por semana, por lo que puede hacerla una sola persona. No necesitarás contratar a un staff para lograr tomates frescos.

Los árboles de frutos tienden a florecer y necesitarás un polinizador cuando las flores comiencen a abrir. En lugar de comprar un soplador de niebla, simplemente agita los tallos con flores por unos segundos, cuidando de no maltratar las plantas y también puedes mantener tus propias abejas.

Una vez que crecen los frutos, debes reducir cada racimo a un máximo de cinco frutas, así logras deshacerte de los más deformes, y además, debes romper las hojas más viejas de la planta, de esta manera circulará mejor el aire.

Recuerda: mientras más tiempo estén los tomates en la planta, más rojos y grandes serán. Los productores suelen recolectar los frutos antes que alcancen a estar rojos, pero lo hacen para evitar pérdidas durante los envíos a largas distancias. Una fruta de buena apariencia es la mejor publicidad para el negocio.

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¿Qué tipo de hortalizas puedo cultivar?

Las hortalizas en forma de bulbos, como las cebollas, los chalotes y el ajo, pueden cultivarse en el suelo del invernadero y luego trasplantarse al aire libre cuando el clima sea apto. Las cebollas en particular, necesitan temperaturas óptimas entre 15 y 20 ºC, mientras que en la germinación requieren de temperaturas un poco más altas (20 a 25 ºC).

Las semillas pueden sembrarse directo en el suelo, y la germinación toma aproximadamente 50 días. Durante este periodo, debe vigilarse que no haya crecimiento foliar excesivo. Asimismo, el suelo debe estar nivelado y poseer un buen drenaje para así prevenir la proliferación de hongos.

La irrigación de las cebollas requiere de 1 a 2 horas cada 2 días, suponiendo un buen ahorro de dinero debido a su baja demanda de agua. 10 días antes de la cosecha, se suele suspender el riego para así contar con un follaje seco y doblado que garantiza la calidad del producto.

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¿Estás pensando en hierbas? ¡También es posible cultivarlas!

Las hierbas pueden conseguirse en grandes cantidades en supermercados y viveros, y es que el secreto a voces es que crecen rápidamente si se les cultiva en un invernadero. Aún si las hierbas no logran venderse a tiempo y se marchitan un poco, la solución lucrativa ha sido ponerlas a secar y convertirlas en productos en polvo, los cuales en algunas regiones, tienen precios más altos que las hierbas frescas.

Hay buenas ganancias en el mercado de albahaca, cilantro, menta y perejil, así como son plantas que pueden aguantar temperaturas tan bajas como los 7 ºC, aunque pueden sufrir daños con las heladas. La albahaca puede cultivarse durante todo el año, no exige tanta agua como uno pensaría, y son hierbas que dependen más de la luz solar, incluso hay variedades de hoja pequeña que se adaptan a las sombras.

Si se les cultiva desde que son semillas, hay mejores posibilidades de que estas plantas se adapten a las condiciones precarias de un invernadero donde no se malgasta en sistemas de riegos ni de control climático. Después de todo, la capacidad de ahorro en nuestros cultivos de invernadero es uno de los indicadores más eficaces cuando se piensa en actividades lucrativas y en ahorrar.

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